En respuesta al artículo anterior sobre Nueva York como una ciudad de inmigración, me he dado cuenta de que muchos españoles (y otros europeos) tienen varias ideas equivocadas de la sociedad estadounidense. Aquí quiero hablar de las más comunes.
A principio, quiero aclarar que no soy estadounidense (soy británico de origen chino), pero tengo mucha familia ahí y he viajado bastante por el país. Por eso conozco bastante bien su sociedad.
La principal equivocación que tienen muchos españoles es que EEUU es un “estado-nación” como la mayoría de los países europeos, poblado por una población “autóctona” blanca, anglosajona y protestante con una minoría negra, y todas personas de otros orígenes ancestrales, como asiáticos, latinos y mediterráneos, son “extranjeros” o “inmigrantes recientes”.
Muchas veces, cuando voy con amigos por el metro y cruzamos con un grupo de turistas americanos de diversas procedencias, es muy común oír mis amigos decir: “aquí van un grupo de americanos, chinos y latinos”.
Yo les suelo contestar: “No, aquí van un grupo de americanos y punto.”
Obviamente, muchos españoles no consideran americanos de descendencia asiática y latina como ciudadanos de EEUU, a pesar de que muchos han nacido ahí y tienen padres que han nacido ahí.
Quizás esta idea viene de proyectar la situación de España en otros países. Como España había sido un país muy homogéneo poblado casi exclusivamente por personas “indígenas” hasta el año 2000, mucha gente tiende a pensar otros países también tienen la misma situación.
EEUU, Canadá, Australia, Brasil, Argentina, Chile y México, son más bien el caso opuesto a lo de España, porque casi toda la población, salvo las tribus indígenas como navajos y apaches, descienden de inmigrantes. Los típicos “americanos” con pelo rubio y ojos azules también son descendientes de inmigrantes: de Alemania, Irlanda, Inglaterra, Holanda, o los países nórdicos, y en algunos casos, puedan llevar menos generaciones en EEUU que uno de aspecto chino.
La segunda equivocación, muy común por gente que ha viajado por EEUU y conoce un poco la sociedad, es que la sociedad norteamericana es capaz de integrar a inmigrantes de origen europeo, pero ha “fracasado” con la integración de africanos, latinos y asiáticos
Esta idea viene de la observación de que muchos negros, latinos y asiáticos viven en “guetos” y hacen trabajos que no quieren los blancos. Pero si miras un poco al contexto histórico, te darás cuenta de que la situación no se puede simplificar tanto.
En general, los sociólogos dicen que tarda 3 generaciones para que un grupo de inmigrantes integrarse 100% en la sociedad de cualquier país receptor, y en general, los inmigrantes recien-llegados siempre son los que hacen los trabajos peor-pagados.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de la inmigración procedía de Europa: alemanes, irlandeses, italianos, griegos, polacos, rusos, etc. en sucesivas oleadas. Durante 2 o 3 generaciones, ellos también habían vivido en guetos, sufrido discriminación y realizado trabajos “baratos” que nadie quería, pero a medida que pasan las generaciones, los hijos, nietos y bisnietos han logrado mejorar su situación e integrase en la clase media americana.
A día de hoy, se ven pocos americanos blancos viviendo en guetos o trabajando en puestos mal-pagados porque la inmigración europea se detuvo después de la Segunda Guerra Mundial y la mayoría de la generación joven ya son nietos, bisnietos, o tartanietos de inmigrantes. Los latinos y asiáticos, en cambio, emigraron muchos después (a partir de los 70 y 80 y siguen llegando) y por supuesto, se encuentran en una situación más precaria por el mero hecho de llevar menos tiempo asentados en EEUU.
Pero para decir que su integración ha “fracasado” es un error garrafal. Según estadísticas reales, los hijos de latinoamericanos nacidos en EEUU tienen una de las tasas más altas de matrimonios mixtos (30-50%), mientras que a principios de siglo XX, la primera generación de irlandeses, italianos, polacos y judíos nacidos en EEUU solo tenían un 10%.
Los americanos de ascendencia asiática tienden a tener una movilidad social muy alta. Entre la generación nacida en EEUU, 50% de los de origen chino y 70% de origen indio tienen carreras universitarias, muy por encima de la media nacional de 27%. Y en general, realizan trabajos muy cualificados con un ingreso bastante más alto que la media. Según estadísticas, los asiáticos son el grupo con la tasa de delincuencia más baja.
Quizás la única población que sufre barreras de integración es la afroamericana, porque lleva el lastre de esclavitud y una apartheid forzada hasta los años 60, aunque la situación ha mejorado mucho durante los últimos 50 años. Aún así, sigue siendo la población que sufre el mayor índice de segregación.
Según estadísticas, la mayoría de matrimonios mixtos suceden entre latinos y blancos o asiáticos con blancos, seguido por blancos con negros; pero asiáticos y latinos raras veces se casan con negros. Según parece, la mayoría de los inmigrantes, del origen continental que sea, tiende a integrarse en la sociedad «blanca».
Durante los últimos años han llegado un gran número de inmigrantes de países africanos. El futuro de su integración sería un tema interesante: ¿se integrarían en la sociedad afroamericana por su color de piel, o en la «América blanca» como el resto de los inmgirantes?
Por último, quiero expresar mi opinión personal de que las categorías «raciales» estadounidense que dividen la población entre «blancos», «latinos», «asiáticos» y «negros» no reflejan para nada la verdadera diversidad del país.
La categoría «blanca» engloba a gente cuyos ancestros originaron de Europa y Oriente Medio y puede incluir identidades culturales tan diversas desde suecos y rusos hasta turcos y armenios. La categoría «asiático» mete a chinos, hindués y musulmanes indonesios en el mismo saco, cuando en realidad son grupos con diferencias grandísimas tanto en fisionomía como en cultura.
Para colmo, el matrimonio entre una persona de descendencia turca con otra de origen alemán no se clasifica como «matrimonio mixto» porque las dos son «blancas»; pero una pareja de mexicana-italiano sí que lo es, porque una es «latina» y la otra es «blanca».
Afortunadamente, cada vez más gente jóven rechaza este sistema de clasificación.