Archivo | febrero, 2015

Los nómadas de la estepa euroasiática

25 Feb

Desde hace mucho tiempo me ha fascinado la historia de la estepa euroasiática. Se trata de una enorme extensión de pradera continua que extiende desde Hungría en el occidente hasta Mongolia en el oriente, atravesando las fronteras de varios países: Hungría, Rumanía, Ucrania, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Mongolia, China con pequeñas extensiones en Turkmenistán, Tayikistán,  Afganistán e Irán.

Mapa de la estepa euroasiática

Mapa de la estepa euroasiática

Por su clima continental árido y pasto abundante, la estepa ha sido históricamente hogar de pueblos nómadas ganaderos que vivían de criar vacas, ovejas y caballos. Probablemente, fue ahí donde domesticaron el caballo hace más de 5000 años y donde se evolucionaron las lenguas indoeuropeas.

Con veranos calurosos (de hasta 45 grados) e inviernos fríos (de hasta -30 grados), los ganaderos de la estepa solían llevar sus animales a distintos pastos con cada estación, recorriendo una distancia que alcanzaba hasta 800 km al año. Y por estar constantemente de “mudanza”, no solían levantar sus casas con piedras, ladrillos ni madera, sino vivían en “tiendas” hechas por fieltro y pieles que podían montarse y desmontarse en poco tiempo, conocidas en Mongolia como yurtas. En las regiones más húmedas de Europa del éste, construían cabañas de madera y barro en los campamentos de invierno y verano.

Debido a las largas distancias que recorrían al diario para sacar los animales a pastar, el caballo se convirtió en la herramienta de transporte más común. Por tradición, muchos pueblos ya consideraban este animal como una parte integral de la supervivencia del hombre con una importancia casi sagrado.

Una tipica vivienda mongol

Una tipica vivienda mongol

La duras condiciones climáticas a menudo conducían a las distintas tribus a conflictos armados; a veces se luchaban por un pasto fértil, otras veces por robar ganado de los vecinos o por ajustes de cuentas. Desde la antigüedad los nómadas de la estepa siempre habían tenido la fama de ser guerreros duros y feroces, jinetes ligeros armados con arco y flecha capaces de disparar con una precisión mortal en pleno galope. En la mitología griega, las amazonas probablemente se referían a los sármatas, un pueblo nómada de origen indo-iraní cuyas mujeres acudían a campo de batalla junto a los hombres y que por tradición, no podía casarse antes de haber matado a un enemigo en combate.

Hasta el día de hoy, el imperio de extensión más grande fue construido por un pueblo de la estepa: los mongoles. Bajo el liderazgo de Gengis Kan en el siglo XIII, una alianza entre hordas de origen turco-mongol conquistó prácticamente todo el interior del continente asiático, fundando dinastías que gobernaron a China, Rusia, Persia, Asia Central y el Oriente Medio durante más de un siglo.

Guerrera sármata

Guerrera sármata

Pero quizás el papel más importante que jugaban los nómadas de la estepa era conectar las distintas culturas. Por llevar un estilo de vida con alta movilidad geográfica, durante miles de años, diversos pueblos como los escitas, sármatas, hunosavaros, turcos, mongoles y tártaros habían tenido contacto directo con las civilizaciones chinas, persas, griegas, romanas y europeas. Y gracias a sus frecuentes migraciones y conquistas, nuevas tecnologías inventadas en cada región viajaban rápidamente de un punto del continente al otro.

Durante los últimos siglos, la estepa euroasiática ha sido poblada por pueblos de diversos orígenes étnicos. Por clasificación lingüística, se dividen entre poblaciones de lengua eslava (hutsulscosacos), iraní (hazaras, tayicos, osetianos) , turca (kazajos, kirguizos, turcomanos) o mongol (buriatos, calmucos, mongoles). Religiosamente, se dividen entre cristianos ortodoxos, musulmanes y budistas. Pero todos comparten ciertas costumbres, como el culto hacía el caballo, la hospitalidad hacia forasteros, el valor de la palabra, la ley de venganza y el matrimonio exogámico. La base de su dieta se basan en productos lácteos: yogur, queso y leche cuajada; la bebida alcohólica más popular está fomentada con leche de yegua. A pesar de vivir en una sociedad tribal, muchas tribus habían formado alianzas políticas y comerciales que unían a poblaciones separadas por miles de kilómetros.

Ganaderos kazajos

Ganaderos kazajos

Sin embargo, a partir del siglo XX, la vida en la estepa cambió para siempre. Al principio, los estados modernos como Rusia, China, Irán y el imperio británico impusieron su control sobre los pueblos autóctonos, dividiendo el territorio entre fronteras. Algunas poblaciones nómadas, que durante décadas siempre habían recorrido la misma ruta de trashumancia, encontraron sus pastos de invierno y verano divididos entre fronteras de distintos estados.

Cosacos en la estepa rusa

Cosacos en la estepa rusa

Pero el golpe más duro vino durante el régimen estalinista de la Unión Soviética. Bajo el gobierno comunista, la tradición nómada, tribal y guerrera de los kazajos, kirguizos, cosacos y otros pueblos turco-mongoles fue considerado un símbolo de retraso social, incompatible con el modelo social marxista. El gobierno soviético impuso la colectivización forzosa en toda la estepa. Los ganaderos fueron obligados a abandonar la vida nómada, entregar sus animales al estado y trasladarse a vivir en granjas colectivas gestionados por el gobierno. Debido al fuerte vínculo que sentían aquellos pastores hacia sus animales, privarlos de su ganado les suponía una violación tan grave como separarlos de sus familias, y la mera idea de vivir en un reciento vallado en vez de en la estepa abierta les suponía una vejación equivalente a la esclavitud.

La mayoría resistía las órdenes, y cuando el gobierno movilizó el ejército para sofocar el motín, millones de kazajos y kirguizos degollaron sus animales y luego se suicidaron como un símbolo de protesta, otros miles huyeron hacia China. Se estima que de 1929 a 1934, Kazajistán había perdido 80% de su ganado y 1/3 de su población humana entre suicidios, emigración y hambrunas provocadas por la colectivización.

Cartel soviético a favor de la colectivización en Asia Central

Cartel soviético a favor de la colectivización en Asia Central

Durante la mayor parte del siglo XX, tanto URSS como China tomaron varias medidas para “civilizar a los salvajes”. Por un lado construyeron ciudades industriales donde había minerales, gas o petróleo, por otro lado convirtieron muchos pastos en campos de cultivos. Trasladaron millones de habitantes de las ciudades de etnia rusa (en el URSS) y han (en China) para poblar los nuevos asentamientos, deseando que poco a poco, los pueblos nómadas abandonarían su identidad tradicional y para adoptar las costumbres “civilizadas” de los rusos y chinos. En la gran mayoría de esos proyectos de “modernización” terminaron en fracaso, con tierras desertificadas, ríos contaminados, poblaciones abandonadas y fuentes de agua secadas. El mayor desastre ecológico fue la desaparición del Mar Aral, uno de los lagos salados más grandes del mundo situado en Kazajstán, que había perdido 90% de su superficie en 50 años, gracias a los campos de algodón que habían chupado todo el agua de los ríos que lo alimentaban.

La desaparición del Mar Aral

La desaparición del Mar Aral

Lo que los soviéticos no se dieron cuenta era que la vida de nomadismo pastoral es resultado de la adaptación humana al clima árido del interior euroasiático durante miles de años. Si aquellos pueblos no hubiese cultivado el campo ni erigido ciudades de piedra y ladrillo, era porque las condiciones climáticas no les permitían. La vida de nómada trashumante no se había inventado por el gusto, sino porque era el modo de vida que mejor se adaptaba a la naturaleza del interior euroasiática. Por supuesto, al imponer un modo de vida ajena sin tomar en cuenta la sabiduría milenaria de los pueblos autóctonos, el proyecto estaba condenado al fracaso.

Después de 2 generaciones viviendo bajo el régimen soviético, muchos pueblos de la estepa habían perdido sus lenguas, tradiciones y sentido de identidad. A día de hoy, a pesar de varios intentos de reanimar las antiguas tradiciones, muchos conocimientos ancestrales de Asia Central ligados a la supervivencia en climas extremos, cuidado de caballos, crianza de ganado y caza de fieras se habían perdido para siempre. Salvo en Mongolia y algunas esquinas más remotas de los Montes Cárpatos en Europa del éste (como los hutsul), la tradición de la estepa es solamente una sombra de lo que era hace un siglo.

Festival nómada, Iran

Festival nómada, Iran

En Irán, muchos pueblos nómadas aún mantienen su tradición guerrera

En Irán, muchos pueblos nómadas aún mantienen su tradición guerrera

La sexualidad humana: orientación y comportamiento

2 Feb

Durante el último siglo, muchos estudios se han realizado sobre la sexualidad humana, y muchos comportamientos sexuales que antes eran considerados tabús o delitos son ahora socialmente aceptados en muchos países. En la sociedad occidental, el consenso general es que cada persona tiene toda la libertad de vivir su sexualidad, por lo tanto que lo practican entre adultos consentidos. Sin embargo, aún hay muchos conceptos sobre la sexualidad humana que mucha gente confunde, y me gustaría hablar de ellos en este artículo.

lovebrain_39692206_thumbnail

1. La «orientación sexual» no es lo mismo que el «comportamiento sexual»

La «orientación sexual» se refiere al deseo o impulso sexual que cada uno siente por dentro; por ejemplo, si una persona se siente atraída por hombres o mujeres. El «comportamiento sexual» es la actividad sexual que practica cada uno, es decir, si se acuesta con hombres o mujeres.

La sexualidad también puede incluir los gustos o fetichismos sexuales de cada uno, por ejemplo, si le pone la lencería, el BDSM, los tríos o los masajes en los pies, que también es una cuestión psicológica y no necesariamente de comportamiento. Mucha gente se puede sentir fuertemente atraída por determinados fetichismos, pero nunca llega a ponerlos en práctica.

2. Ser «heterosexual» o «homosexual» es una cuestión de orientación, no de comportamiento

En la conversación cotidiana, me he dado cuenta de que mucha gente todavía piensa que una persona sólo es gay después de haber tenido relaciones sexuales con alguien del mismo sexo, y que todos los gays eran»heteros» hasta que «salieron del armario».

Estrictamente hablando, esta definición es errónea. Una persona es «hetero», «homo», o «bi» según lo que le pone sexualmente. Un heterosexual es alguien que sólo se siente atraído por personas del sexo opuesto, un homosexual es alguien que sólo se siente atraído por personas del mismo sexo y un bisexual es alguien capaz de sentir atracción sexual por ambos.

Así que, una persona puede haberse sentido atraída por gente del mismo sexo durante toda la vida, pero debido a la presión social, tuvo parejas del sexo opuesto hasta los 30 años. Pero ella no se ha «vuelto» homosexual a los 30, sino que siempre lo ha sido; sólo que a esa edad ha decidido vivir de forma abierta su verdadera sexualidad.

3. La bisexualidad no es un vicio

Existe un concepto bastante extendido que la mayoría de los «bisexuales» sean personas heterosexuales viciosas a las que les gusta «probar» con tener experiencias homosexuales. No dudo que haya gente así, pero estos no serán los verdaderos «bisexuales».

La bisexualidad, en su definición, también se refiere a la orientación, y es gente que se siente sexualmente atraída por ambos sexos. Desde luego, no todos los bisexuales acaban teniendo relaciones con personas de ambos sexos, pero siguen siendo «bisexuales» porque es lo que se sienten por dentro.

Sin embargo, según varios estudios, hay pocos bisexuales que se sienten igual de atraídos por ambos sexos, la mayoría tiene alguna preferencia. Hay algunos que se definen como 90% hetero y 10% homo, otros que se definen 90% homo y 10% hetero, y de todos los grados en el medio.

La escala "Kinsey" mide los distintos grados de bisexualidad

Según la escala «Kinsey», hay distintos grados de bisexualidad

4. Los «asexuales» también existen y no son necesariamente «célibes»

Un «asexual» es alguien que nunca ha se sentido ninguna atracción sexual por nadie, ni por hombres ni por mujeres. Se estima que el porcentaje de «asexuales» en la población humana es menos de 1%, pero existen.

Debido a la presión social, algunos «asexuales» tienen pareja con la que mantienen relaciones sexuales, aunque ellos no tienen el deseo ni disfrutan de hacerlo. Muchas parejas «asexuales» se forman por lazos de afecto y no por atracción sexual.

Un «célibe» es alguien que por razones de convicción se abstiene de mantener relaciones sexuales. La mayoría de los «célibes» no son asexuales, porque sienten deseos carnales pero los reprimen.

5. Cada uno NO elige su sexualidad

Muchos estudios se han realizado acerca de si la homosexualidad se nace o se hace y todavía no han llegado a ninguna conclusión científica.

Algunos argumentan que tiene un factor genético, otros defienden que tiene su causa en determinadas experiencias durante la primera infancia. Pero lo que es cierto es, casi todas las personas homosexuales, heterosexuales, bisexuales y asexuales siempre lo han sido desde que ellos recuerdan, o cuando ellos empezaron a descubrir su sexualidad. Nadie ha decidido de un día a otro a ser gay, ser bi o ser hetero. Es un sentimiento o impulso biológico que uno no controla. Y según parece, permanece estable durante toda la vida.

Recuerdo que hace unos años leí un reportaje que muchos adolescentes gays han intentado suicidarse al tener conciencia de su sexualidad. Muchos han intentado todo lo que puedan para obligarse a sentir atracción por el sexo opuesto pero lo consiguen. Si tuvieran la elección, nadie habría pasado por tanto sufrimiento para encontrarse a si mismo.

6. La atracción sexual no es el amor

A pesar de que «hacer el amor» es el verbo que describe el acto sexual, la atracción sexual y el amor son cosas bien distintas. La primera se refiere a un deseo o excitación a nivel puramente físico o psicológico, el segundo se refiere al lazo de afecto que une las personas.

El ser humano es capaz de sentir amor hacia alguien sin sentir atracción sexual, por ejemplo, el amor a los padres, a los hijos, a los hermanos y a los amigos; y también sentir atracción sexual sin nada de amor, por ejemplo, a alguien físicamente muy atractivo o con una actitud irresistible.

Por supuesto, para que una pareja sea feliz, es necesario una combinación ambos elementos, pero luego cada persona es un mundo; hay algunos que valoran más la satisfacción sexual, otros que valoran más la confianza y el afecto.

Muchas mujeres sienten sexualmente atraídas a tipos como James Bond, ¿pero cuántas sienten amor por él?

Muchas mujeres sienten sexualmente atraídas a tipos como James Bond, ¿pero cuántas sienten amor por él?

7. El ser humano, por naturaleza, no es monógamo

Hay animales, sobre todo entre especies de aves, que son monógamos en el sentido que una vez que se echen pareja, es para siempre. Hay otros animales solitarios que sólo se aparean durante la época de celo y luego se separan, con las hembras criando a los hijos solas. También hay animales sociales que viven en manada, donde sólo el macho alfa o la hembra alfa tiene derecho de procrearse mientras el resto no deja descendencia.

El comportamiento sexual de los seres humanos está fuertemente condicionado por la sociedad y la cultura, con algunas sociedades polígamas de un hombre con varias mujeres, otras sociedad polígamas de una mujer con varios maridos, y sociedades estrictamente monógamos de un hombre con una mujer. Entre las sociedades monógamas, también hay algunas que aceptan divorcios y cambios de pareja y otras que sólo permiten tener una única pareja durante toda la vida.

En mi opinión, la naturaleza humana no es nada monógama. Tanto hombres como mujeres son capaces de sentir atracción sexual por varias personas a la vez, aunque para formar pareja y criar una familia, la mayoría de las sociedades han evolucionado hacia el modelo de la «pareja estable». Es decir, hasta cierto punto, la presión social ha reprimido parte de nuestro instinto animal por el bien de la crianza de los hijos.

Pero sentir atracción no es sinónimo a practicar sexo. Cada día podemos cruzarnos con varias personas que nos resultan sexualmente apetecibles, ¿pero con cuántas hemos intentado ligar?

Sin embargo, algunos antropólogos como Chris Ryan opinan que en las sociedades humanas más primitivas, el concepto de la «pareja sexual-amorosa» era mucho más flexible, y en algunas sociedades cazadoras-recolectoras aún es bastante aceptable que una persona (sea hombre o mujer) mantenga relaciones con varias personas a la vez, pero sin ser percibida como «infiel» a la pareja.

El libro "Sex At Dawn" investiga la sexualidad humana en las sociedades prehistóricas

El libro «Sex At Dawn» investiga la sexualidad humana en las sociedades prehistóricas