Archivo | noviembre, 2014

Crónicas neolíticas (Parte II): las proto-civilizaciones y el origen de la desigualdad

26 Nov
Máscaras de los agricultores neolíticos, halladas en Israel

Máscaras de los agricultores neolíticos, halladas en Israel

En la segunda parte de las “crónicas neolíticas”, vamos a hablar sobre los cambios culturales, sociales y psicológicos en la sociedad humana que surgieron a partir de hace 10.000 años, a raíz del invento de la agricultura.

Cuando el hombre era cazador-recolector, la sociedad humana no era solamente nómada, sino que cada población no solía superar docenas de habitantes. Aunque distintas tribus se congregaron en determinados lugares periódicamente para celebrar ceremonias religiosas, intercambiar productos y buscar compañeros sexuales, a lo largo del año, la mayoría de la gente se rodeaba solamente de la gente de su tribu, que normalmente no superaban las 30 personas.

En general, esas sociedades solían ser muy igualitarias. Aunque existían jefes de tribu o personas que gozaban de mayor respeto, su destacada posición solía deberse a su propio mérito (el mejor cazador, recolector, orientador etc.). A pesar de que los miembros de “rango mayor” disfrutaban de ciertos privilegios, como lo de llevar adornos más elaborados o de comer primero, las diferencias materiales no solían ser marcadas. Esta igualdad todavía es la norma vigente en la mayoría las últimas tribus cazadoras-recolectoras de la actualidad.

Con el invento de la agricultura, la gente empezó a vivir en comunidades sedentarias y el número de personas de cada población se multiplicó. Desde hace 10.000 años, pueblos con más de miles de habitantes empezaron a aparecer por el Oriente Medio (Jericó). Y desde hace 9000 años, varias poblaciones con más de 5000 habitantes prosperaron por lo que es ahora Turquía (Catalhoyuk) y Europa del éste (la cultura Cucuteni-Trypillian).

Reconstrucción de Jericó, Israel, uno de las primeras poblaciones que superaban 1000 habitantes

Reconstrucción de Jericó, Israel, uno de las primeras poblaciones que superaban 1000 habitantes

 

Catalhoyuk

Entre todos los grandes asentamiento neolíticos, el mejor estudiado es Catalhoyuk, situado en el corazón de Turquía asiática. De hace 9500 a 7800 años, fue una urbe de 13 hectáreas, hogar de hasta 10.000 habitantes. Las casas eran construidas por ladrillos de adobe de forma rectangular, con una puerta en el techo, aglutinadas de modo tan denso que no había calles. La gente accedía a su propia casa andando encima del techo de los vecinos.

En aquella época el clima era mucho más húmedo y Catalhoyuk se encontraba entre el cruce de varios ríos, donde los habitantes obtenían agua fresca, cogían peces y cazaban animales que venían a beber, pero la mayor fuente de calorías era el trigo, que los residentes cultivaban en el campo que rodeaba el asentamiento.

Catalhoyuk en su auge

Catalhoyuk en su auge

La gente de Catalhoyuk tenían costumbres curiosas, una es la de enterrar a los difuntos bajo el suelo de la casa, y antes del enterramiento, solían dejar al cadáver en campo abierto durante varios días hasta que los buitres hubiesen comido toda su carne. Cuando los antiguos propietarios de cada casa habían muerto, se tiraban las paredes para rellenar el espacio de la vivienda y la siguiente generación construían la nueva vivienda encima de los escombros de la antigua. Así que a medida que trascurrían los años, el asentamiento se hacía cada vez más alto.

Sus costumbres higiénicas tenían un contraste muy radical. El interior de todas las casas era tan limpio que no se encontraba ni una mancha, pero los huecos entre casa y casa eran utilizados como vertederos de basura de todos los vecinos. Cuando la basura había acumulado a una cierta altura, prendían fuego para quemarla.

La vida cotidiana en Catalhoyuk

La vida cotidiana en Catalhoyuk

Para los arqueólogos, Catalhoyuk era una excelente fuente de información para la vida en el neolítico, porque aparte de ser una ruina arqueológica, también era una gran necrópolis donde se almacenaban miles de restos humanos. A través del análisis de los huesos, los arqueólogos investigan el estilo de vida que había llevado, los años que vivían, la dieta, la musculatura y las enfermedades que sufrían.

Quizás el hecho más sorprendente es que en muchos casos, la gente enterrada debajo de los suelos, incluso niños, no estaba aparentada, que despierta la curiosidad de si muchos hijos eran “adoptados” o si las familias “intercambiaban” hijos para criar. El otro hecho sorprendente es que todas las personas, independientemente de sexo o origen familiar, parecían haber llevado exactamente el mismo estilo de vida, empeñando las mismas tareas y alimentando de la misma dieta con la misma cantidad y calidad.

Esta igualdad también se reflejaba en las viviendas. Todas las casas eran del mismo tamaño, constaban de un cuarto grande que servía de espacio para vivir y dormir y otros 2 más pequeños que servían de almacén. Algunas viviendas podían ser ligeramente más espaciosas que otras o con adornos más elaborados, pero las diferencias eran muy sutiles. Hasta el día de hoy, todavía no han descubierto ningún edificio público, ningún palacio o ningún templo salvo los atares dentro de cada vivienda. Según parece, no había reyes, nobleza, alcaldes ni sacerdotes. La diferenciación social brillaba por su ausencia tanto como en una tribu de cazadores-recolectores.

Reconstrucción del interior de una vivienda de Catalhoyuk

Reconstrucción del interior de una vivienda de Catalhoyuk

El modelo social de Catalhoyuk parecía extenderse a todos los grandes asentamientos neolíticos: una sociedad sin jerarquía ni división de trabajo y, aparte del hecho de que las mujeres daban a luz, no había roles de género. Todas las personas, independiente del sexo o la familia donde procedían, realizaban todos los oficios: cazar, cuidar animales, cultivar el campo, ordeñar las cabras, hacer la matanza, construir casas, arreglar techos, coser ropa, limpiar, fabricar herramientas, moler el trigo, preparar la comida, cuidar a los niños, ancianos y enfermos etc.. Cada casa no sólo era la vivienda, sino también el taller, el granero, el templo, el almacén y la tienda. Es decir, cada familia era prácticamente una unidad económica independiente.

 

“Proto-civilizaciones” vs civilizaciones

A pesar de tener una población de varios miles, los historiadores no suelen clasificar asentamientos como Catalhoyuk como “ciudades” por la simpleza de su organización social y falta de división de trabajo, sino “proto-civilizaciones”. Aunque algunos habían sido habitados durante más de 2000 años, todos, al final, fueron abandonados y ninguno evolucionó para convertirse en una de las antiguas “civilizaciones”.

¿Qué causó la decadencia de las “proto-civilizaciones”? Nadie sabe la razón exacta, pero según parece, durante los siglos posteriores la gente volvía a vivir en aldeas de docenas o cientos de habitantes y tardaron 2000 años antes de aparecer de nuevo grandes asentamientos. Pero estas nuevas urbes que surgieron en la Edad de Bronce hace 5000 años ya tenían un carácter social muy distinto.

Tanto la capital Uruk de los sumerios como Tebas de Antiguo Egipto fueron gobernadas por reyes, con una aristocracia hereditaria y un ejército que las defendía contra invasores externos y rebeliones internas. La sociedad se dividía entre gremios con una alta especialización, con campesinos que sólo se dedicaban a cultivar, constructores que sólo se dedicaban a construir, comerciantes que sólo se dedicaban a comprar y vender, panaderos que sólo se dedicaban a hacer pan, médicos que se especializaban en tratar enfermos y funcionarios que se dedicaban a llevar cuentas de los gastos públicos, para decir unos pocos.

Uruk, la primera ciudad de los sumerios, era una sociedad altamente estratificada

Uruk, la primera ciudad de los sumerios, era una sociedad altamente estratificada

Gracias a la especialización de trabajo, estas primeras ciudades eran capaces producir alimentos, fabricar utensilios, intercambiar productos y aportar servicios básicos para los ciudadanos con una productividad más alta que nunca, construyendo grandes obras públicas como calles pavimentadas, carreteras, murallas, acueductos, plazas de mercado y templos con los impuestos que aportaban los ciudadanos. Y cuando varias ciudades se pactaron para formar alianzas políticas o tratados comerciales, se fundaron los primeros estados, reinos e imperios.

Pero por otro lado, la “especialización” también permitía la acumulación de riqueza en ciertas familias, que a medida de trascurrir las generaciones, generó una desigualdad socioeconómica brutal, con una pequeña élite viviendo en palacios y una clase desfavorecida viviendo en chabolas. Y lo peor de todo: cada clase social parecía heredarse en la sangre.

Así que, tenemos 2 dudas:

¿Por qué la gente abandonó a los asentamientos grandes pero igualitarios para volver a vivir en aldeas pequeñas?

¿Por qué siglos después, cuando volvían a formar asentamientos grandes, la sociedad había cambiado tanto?

 

El precio del igualitarismo neolítico

Tenemos que imaginar cómo era la vida para una persona normal en una “proto-civilización” como Catalhoyuk. Para tener una sociedad tan igualitaria, debía haber existido una presión social entre vecinos muy sofocante, en que nadie permitía que nadie destacase sobre los demás tanto en el material que poseía como en las actividades que realizaba. Esta presión social de que “todos tienen que ser iguales” probablemente se hubiese heredada de las sociedades cazadoras-recolectoras, porque en una pandilla pequeña de docenas de individuos era esencial para la cohesión y la supervivencia del grupo. Pero aplicada a una población de 10.000 habitantes, podría convertirse en un obstáculo del progreso.

Nadie sabe todavía si toda la comunidad cultivaba un terreno “comunal” y repartía la cosecha entre todos, o cada familia tenía su propio terreno, pero para prevenir que algunos se convirtieran en “ricos” por años consecutivos de buena cosecha, debía haber existido una presión social que les obligaba a repartir su surplus de producción, o en casos más radicales, ceder parte de su terreno a otros.

Fabricando figurines en Catalhoyuk

Fabricando figurines en Catalhoyuk

En el ámbito “profesional”, podía haber habido un hombre muy manitas que aparte de arreglar los muros y techo de su propia casa, también echaba una mano a sus vecinos, o una mujer “experta” en hacer las botas y calzados más cómodos y robustos que “regalaba” zapatos a sus vecinos a cambio de pequeños favores; pero el momento en que él quisiese convertir la albañilería en su negocio o ella quisiese lucrarse de vender sus calzados, el resto de la sociedad les rechazaría.

Algo similar podía haber sucedido cuando un miembro de la comunidad intentase asumir el papel de organizador o coordinador de un asunto tan simple como el tratamiento de basura o la limpieza de las zonas que no pertenecían a la vivienda privada de nadie. El momento en que una persona destacaba constantemente sobre los demás como representante, delegada, organizadora, supervisora o administradora, el resto de la gente le repudiaba.

Es probable que hace 7000 años hubiese una época de cambio climático que reducía seriamente la cosecha y facilitaba la propagación de epidemias letales, y para sobrevivir estos tiempos difíciles, hacía falta una organización social y laboral más especializada para garantizar la supervivencia de comunidades de más de 5000 personas.

Es probable que varios individuos hubieran intentado asumir papeles extraordinarios, pero siempre acabaron en fracaso por la presión social que consideraba cualquier diferenciación social como un tabú. Al final, llegó un día en que muchos habitantes tenían la opción de marcharse, o de quedarse y morirse de hambre o de conflictos de convivencia.

El asentamiento de Talianki, en Ucrania, era hogar de 15.000 habitantes hace 6000 años, pero no tenía ninguna división de trabajo.

El asentamiento de Talianki, en Ucrania, era hogar de 15.000 habitantes hace 6000 años, pero no tenía ninguna división de trabajo.

 

Orígenes de la especialización y la desigualdad

Algunos antropólogos, como Ian Kuijt y Annalee Newitz, consideran que las “proto-civilizaciones” como un experimento humano de vivir en grandes aglomeraciones bajo las mismas normas sociales que las sociedades cazadoras-recolectoras, que después de prosperarse durante un par de milenios, terminó en fracaso debido a los límites impuestos por la falta de especialización de trabajo. Cuando la gente volvía a vivir en aldeas pequeñas, las nuevas generaciones ya perdían poco a poco el tabú a la diferenciación social y la sociedad empezó a experimentar con una nueva forma de convivencia.

Es posible que desde hace más de 6000 años, en algunas aldeas en el Nilo y Mesopotamia la gente ya empezaba a especializarse en trabajos distintos, con algunos dedicándose a cultivar, otros a hacer cerámica, a criar gallinas, a tratar enfermedades, o a fabricar herramientas; es posible que algunas aldeas enteras se dedicaban a ciertas actividades comerciales y otras aldeas otras, y la sociedad empezaba a reconstruirse como una colaboración mutua entre todos los oficios, donde nadie era totalmente independiente de otros. Cuando las aldeas se juntaron de nuevo para formar grandes aglomeraciones, las sociedades que surgieron ya eran profundamente diversificadas donde cada uno tenía su papel específico. Y las primeras civilizaciones como los sumerios y los egipcios evolucionaron de ahí.

Pero la sociedad humana no suele conocer la moderación. Una vez la diferenciación social se había convertido en una norma aceptable, se multiplicó de modo exagerado. Cada persona que consigue ciertos privilegios intenta que sus hijos hereden los mismos privilegios. Las familias pudientes empiezan a marcar cada vez más diferencias de las humildes, hasta justificar su destacada posición socioeconómica como algo divino, o algo que lleva en la sangre.

El antiguo Egipto era una sociedad con una división de trabajo muy sofisticada, y una desigualdad brutal

El antiguo Egipto era una sociedad profundamente jerarquizada

 

Los roles de género

En todas las sociedades tradicionales, salvo unas pocas excepciones, los roles de género suelen ser muy marcados, con las tareas de hombre fuera de casa y las de la mujer dentro. Las ocupaciones y los espacios suelen ser clasificados como “masculino” o “femenino”.

Sin embargo, en las sociedades neolíticas como Catalhoyuk, esta diferenciación no parece haber existido, ya que analizando los huesos, personas de ambos sexos tenían exactamente los mismos desgastes en las mismas articulaciones y los músculos desarrollados en las mismas partes del cuerpo, indicando que habían realizado exactamente las mismas tareas. Entre las ilustraciones de figuras humanas dibujadas en los muros, personas de ambos sexos figuraban con la misma frecuencia.

El origen en la diferenciación en roles de género puede haber surgido a lo largo del neolítico por un hecho simple: con cada vez más epidemias contagiosas, la mortalidad infantil subía y cada mujer tenía que tener un número cada vez más grande de hijos para mantener la población estable. Hasta el siglo XIX, si las mujeres no tuvieran un medio de 5 hijos cada una, el pueblo corría el riesgo de verse diezmado. Por supuesto, las mujeres realizaban cada vez menos tareas “pesadas” fuera de casa para no perjudicar su potencia de tener hijos, y al pasar tantos años y meses entre embarazos y lactancias, disponían de cada vez menos tiempo de ejercer otros oficios. Poco a poco, los cambios de costumbres se convertían en normas y las normas en reglamentos.

Mujeres de la cultura neolítica cucuteni-trypillian de Ucrania y Rumanía

Mujeres de la cultura neolítica cucuteni-trypillian de Ucrania y Rumanía

 

¿El ser humano se volvió más tonto durante el neolítico?

A veces me quedo con la duda de si el coeficiente intelectual medio del ser humano se había reducido durante el neolítico, porque en el principio, en una sociedad sin división de trabajo, todas las personas tenían que aprender una serie de habilidades y conocimientos diferentes para ser autosuficientes en su subsistencia cotidiana.

Con la especialización de trabajos, los conocimientos que tenía que aprender cada persona se reducían porque bastaba con hacerse experto en un oficio ya podía sobrevivir de ella, así estimulando menos el cerebro.

¿Puede que la productividad de una sociedad en conjunto había aumentado a costa de la pérdida de inteligencia del individuo?

La respuesta es muy complicada, y más probable, en vez de “volverse tonto”, el ser humano simplemente se ha adaptado a utilizar su cerebro de otra forma, perdiendo agilidad en algunos campos pero ganando en otros.

Pero sí que me parece cierto es que durante la edad neolítica, concretamente desde hace 10.000 años hasta hace 5.000 años, la sociedad humana había dado un giro radical, de un igualitarismo radical conducido por la envidia popular hacia las personas destacadas a una desigualdad extrema conducida por la codicia de las personas más egoístas.

Y esta sociedad construida hace 5000 sigue vigente a día de hoy.

El pueblo San ha mantenido el igualitarismo paleolítico hasta el día de hoy

El pueblo San ha mantenido el igualitarismo paleolítico hasta el día de hoy

Crónicas neolíticas (parte I) : cazadores y agricultores

18 Nov

Para mí, una de las etapas de la historia humana más fascinantes es el Neolítico, porque es una época cuando sucedió la revolución más importante de la historia humana: el invento de la agricultura y la ganadería.

Desde los inicios de la humanidad, nuestra especie había subsistido durante cientos de miles de años como cazadores-recolectores, desplazándose como tribus nómadas por el bosque y la estepa en busca de frutas y vegetales para recoger y animales para cazar, pero hace unos 12.000 años, algunos grupos humanos empezaron a asentarse para dedicarse a la cultivación del trigo, cebada, arroz y maíz, cambiando el sistema de producción alimenticia para siempre. Gracias a esta revolución, los humanos han podido construir ciudades, organizar sociedades complejas y fundar las primeras civilizaciones.

En los próximos 2 artículos voy a hablar de unas curiosidades que acontecieron durante el neolítico, desde hace 12000 años hasta hace 5000 años, primero sobre los aspectos “físicos” de las poblaciones humanas, luego sobre los aspectos “culturales” y “psicológicos”.

Un pueblo agrícola neolítico

Un pueblo agrícola neolítico

 

Las grandes migraciones

Como la misma extensión de terreno empleado para cultivar cereales puede alimentar a una población hasta cientos de veces mayor que un bosque virgen, los primeros poblados agrícolas crecieron muy rápido en número de habitantes, de docenas a cientos y de cientos a miles. Cuando el terreno ya no era suficiente para abastecer a toda la población, las siguientes generaciones tuvieron que desplazarse en busca de nuevos terrenos para cultivar.

Los primeros agricultores aparecieron en el Oriente Medio hace 12.000 años, cultivando el trigo y la cebada. Hace 10000 años, sus descendientes empezaron a expandirse hacia Europa, el norte de África, India y Asia Central.

Mapa de expansión agrícola de Oriente Medio hacia Europa

Mapa de expansión agrícola de Oriente Medio hacia Europa

 

Según análisis genético, Europa durante el neolítico fue escena de un gran movimiento migratorio, y los europeos modernos descienden de una mezcla de 3 poblaciones ancestrales de homo sapiens.

El primer grupo eran los cazadores-recolectores “aborígenes”, descendientes de los primeros “humanos modernos” que llegaron al continente hace 45.000 años, poco después de que el hombre salió de África. Hace 8000 años, la mayoría eran nómadas y vivían en pequeñas tribus repartidas desde la Península Ibérica hasta Rusia. Su aspecto físico, según análisis genético, era de pelo negro, piel oscura y ojos azules.

La segunda población eran los agricultores de Oriente Medio, que llegaron al continente a través de los Balcanes hace 8000 años, colonizando nuevos terrenos poco a poco hasta llegar al norte y oeste extremo del continente. Su aspecto físico era de pelo moreno, piel clara y ojos marrones, quizás parecido a los habitantes actuales de los países mediterráneos.

Una tercera migración llegó hace unos 5000 años, procedente de Siberia. Poco se sabe de estos inmigrantes salvo que eran parientes cercanos de los ancestros de los indígenas americanos. La causa de su migración hacia Europa y su modo de subsistencia todavía se desconocen.

Según parece, el mestizaje de las 3 poblaciones sucedió hace entre 8000 y 5000 años, durante un proceso muy largo y complejo.

Cazadores-recolectores en el norte de Europa

Cazadores-recolectores en el norte de Europa

 

¿Cómo era la convivencia “interracial”? Como no existía escritura, no podemos saber si hubo conflictos, alianzas tribales, choques de convivencia o tratados comerciales, pero un hallazgo arqueológico en Alemania sugiere que hace 7000 años, comunidades de cazadores y agricultores habían vivido a pocos kilómetros de distancia durante más de un milenio, pero casi nunca se mezclaron.

Eso no era de sorprender, considerando que la mentalidad de un agricultor y un cazador-recolector debía de ser tan distinta que hubo una brecha cultural bastante profunda para dificultar la formación de “parejas interculturales”. Además, los agricultores, por compartir vivienda con sus animales domesticados, posiblemente tenían más parásitos, enfermedades y olían mal. Los cazadores-recolectores podían haberles rechazado por su falta de higiene.

En interior de una casa agrícola en el Oriente Medio

En interior de una casa agrícola en el Oriente Medio

 

Sin embargo, durante la Edad de Bronce hace 4000 años, la mayoría de europeos ya eran mestizos y casi todos se dedicaron a la agricultura y la ganadería, implicando que al fin al cabo, el modo de vida importado por los inmigrantes de Oriente Medio se había impuesto.

En otras partes del mundo, grandes movimientos de población también podían haber ocurrido durante la misma época, pero hasta ahora, no se han realizado suficientes estudios genéticos y arqueológicos para demostrarlo.

 

El cambio de “look”

Los rasgos físicos más destacados de los europeos actuales son la piel clara y el color de pelo variado, de rubio a castaño y negro.

Los primeros humanos modernos que llegaron a Europa hace 45.000 desde África eran de piel oscura y pelo negro. Antes, se creía que la piel se hubiese ido aclarando poco a poco durante los 40.000 años, adaptándose a latitudes con pocos rayos del sol. Sin embargo, hace poco descubrieron que más probable, la piel cambió de color relativamente reciente, hace menos de 10.000 años, seleccionada no sólo por la falta de sol, sino por el cambio de dieta gracias a la agricultura. Es decir, debido al cambio de la base alimenticia a hidratos de carbono, la piel clara facilitaba la absorción de Vitamina D, así fue favorecida por la selección natural y se extendió rápidamente por todo el continente.

Reconstrucción del aspecto de una cazadora de Europa occidental

Reconstrucción del aspecto de una cazadora de Europa occidental

Aspecto de un cazador europeo reconstruido de un cráneo encontrado en el norte de España

Aspecto de un cazador europeo reconstruido de un cráneo encontrado en el norte de España

 

Quizás para muchos el hecho más sorprendente es que la piel clara no se evolucionó primero en Europa, sino en el Oriente Medio, y los europeos actuales han heredado este rasgo gracias al mestizaje con los inmigrantes procedentes de lo que a día de hoy corresponde a “países árabes”.

Los asiáticos orientales probablemente habían evolucionado la piel clara a través de una mutación distinta a la de los occidentales, pero la selección natural impulsada por el cambio alimenticio ha sido la clave común de esta “evolución convergente”.

El origen de la piel clara procedió del Oriente Medio

El origen de la piel clara procedió del Oriente Medio

 

La tolerancia a lactosa y alcohol

A la par con la pérdida de pigmentación, otro rasgo evolutivo propio al neolítico es la tolerancia lactosa. Antes de que inventasen a la ganadería, poca gente, salvo unos pocos individuos portadores de ciertas mutaciones, era capaz de metabolizar lácteos más allá de la edad de lactancia.

Al principio del neolítico, la gente empezó a domesticar vacas con el fin de comer su carne y vestirse de su piel, pero es posible que durante épocas de hambruna, algunos ganaderos empezaran a alimentarse de leche para no morirse de hambre. Bajo esas circunstancias extremas, los “mutantes” con capacidad de digerir lácteos tenían mayor probabilidad de supervivencia, y sus genes se extendieron rápidamente por toda la población.

Lo sorprendente es que cuando los científicos hicieron el análisis ADN de los huesos de un hombre que vivía en Hungría hace 4000 años, descubrieron que todavía no llevaba la mutación que le daba tolerancia lactosa, cuando su pueblo ya llevaba milenios con la ganadería de vacas de leche.

Hay varias explicaciones, una es que por casualidad este hombre era uno de los pocos de su pueblo incapaz de digerir lácteos, otra es que los ganaderos empezaron a alimentarse de queso y yogur antes de beber leche, ya que el proceso de fermentación reduce la concentración de lactosa.

El porcentaje de adultos tolerantes a lactosa varía de región a región por el mundo

El porcentaje de adultos tolerantes a lactosa varía de región a región por el mundo

 

Por supuesto, el cambio de la base de alimentación también habría favorecido a individuos con mayor capacidad de metabolizar alcohol, ya que la producción de cerveza, vino y licores sólo se ha podido realizar en comunidades agrícolas. (Antes, las poblaciones cazadores-recolectores posiblemente se intoxicaban de otras maneras, como con el humo). Eso puede explicar que a día de hoy, las poblaciones que no adoptaron la agricultura hasta hace poco, como los esquimales, indígenas norteamericanos y aborígenes australianos, sufren mayor tasa de alcoholismo.

 

Las enfermedades contagiosas

La mayoría de las enfermedades contagiosas que conocemos a día de hoy surgieron durante el neolítico. ¿Quién tuvo la culpa? Los primeros ganaderos.

Tanto la gripe, el sarampión como la fiebre amarilla, la viruela y el tifus, originaron en la domesticación de los animales. Como los ganaderos vivían muy cercanos a su ganado, muchos parásitos, bacterias y virus también se les pegaron. Las condiciones poco higiénicas de los primeros pueblos agrícolas, donde la gente solía tirar basura justo fuera de la puerta de la casa también facilitaron la propagación de enfermedades.

Una vez producida un foco de contagio, las epidemias se extendieron rápidamente a todas las poblaciones del alrededor, independiente de si eran cazadores, agricultores o ganaderos. La mortalidad infantil aumentó, tanto como el número de hijos por mujer. Poco a poco, las nuevas generaciones desarrollaron inmunidad a una serie de enfermedades.

Quizás los únicos que habían evitado el contagio eran los cazadores-recolectores que vivían en los rincones más aislados del planeta, pero sus descendientes pagaron el precio miles de años después, cuando los exploradores europeos les encontraron después del siglo XVI. Debido a la falta de inmunidad a la mayoría de enfermedades euroasiáticas, muchos perdieron hasta 90% de su población en pocos años.

Muchas tribus amazónicas, como los huaorani, por vivir aisladas de la civilización, no desarrollaron inmunidad a muchas enfermedades comunes hasta el siglo XX (Foto: Jimmy Nelson)

Muchas tribus amazónicas, como los huaorani, por vivir aisladas de la civilización, no desarrollaron inmunidad a muchas enfermedades comunes hasta el siglo XX (Foto: Jimmy Nelson)

 

Otras curiosidades

La mayor curiosidad que tengo de la Edad Neolítica es: ¿cómo la agricultura había podido surgir en distintas partes del mundo de modo paralelo, más o menos durante la misma época? ¿Cómo podía ser que poblaciones que vivían a distancias tan lejos, como los cultivadores de trigo en el Oriente Medio, los cultivadores de arroz en Asia Oriental y los cultivadores de maíz en América habían descubierto esta nueva forma de producir alimentos todos más o menos en la misma época?

La explicación más aceptada es el cambio climático, que produjo una abundancia de trigo, arroz y maíz salvaje por todos los continentes, y los ancestros de los primeros agricultores ya llevaban varias generaciones recogiendo cereales salvajes antes de inspirarse en plantar las semillas, pero también es posible que en realidad, hubiera más comunicaciones entre pueblos que nos imaginamos, y unos habían «enseñado» a otros a pesar de los miles de kilómetros que les separaban.

La agricultura surgió en simultáneamente en varias partes del mundo

La agricultura surgió en simultáneamente en varias partes del mundo

 

Pero en mi opinión, el legado más importante de la edad neolítica está en la transición cultural y psicológica a raíz de las sociedades agrícolas sedentarias. Con aglomeraciones humanas cada vez más grandes, nuevas formas de organización social surgieron, como la división de trabajo, la propiedad inmobiliaria, los roles de género, y finalmente, el concepto de «ciudad» y «estado», pero de esos vamos a hablar en el próximo artículo.