Archivo | abril, 2022

El trastorno de estrés postraumático: guerras antiguas vs modernas

15 Abr

En todas las guerras a partir del siglo XX, muchos soldados vuelven con el trastorno de estrés postraumático. En los casos más extremos, los veteranos viven tan atormentados por los recuerdos negativos, los ataques de pánico, la pérdida de memoria, el insomnio y los reflejos violentos que se vuelven incapaces de tener un trabajo o relacionarse con sus familiares y amigos con normalidad. Muchas veces, me he preguntado si este fenómeno es solamente una consecuencia de la guerra moderna, ¿o siempre ha existido? ¿Y ocurría con la misma frecuencia cuando luchaban con lanzas y flechas que con la artillería moderna?

Historia de TEPT

La primera vez que hablaba de los traumas psicológicos de combate fue durante la Primera Guerra Mundial, denominado shell-shock en inglés, que literalmente se traduce al «susto de bombardeo». Porque muchos soldados, al regresar del campo de batalla, al oír cualquier ruido fuerte, sufrían un ataque de pánico porque lo confundían con una explosión. Había médicos y psicológicos especializados en tratarlo, en parte para ayudar a los soldados invalidados superar el trauma y enviarlos de vuelta al combate.

Durante la Segunda Guerra Mundial y los conflictos posteriores, se dieron cuenta de que el estrés no sólo fue causado por los bombardeos pero por el combate en sí. De ahí surgió el término del «trastorno de estrés postraumático» TEPT. Se estimaba que 10% de los veteranos estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial lo sufrían. Y en la guerra de Vietnam, la tasa se elevaba a hasta 40%. Y muchos lo siguen sufriendo 5 décadas después.

Dado que durante las décadas anteriores a la Primera Guerra Mundial ya habían varios enfrentamientos bélicos entre grandes potencias, y en ninguna había mencionado esta condición, ¿qué tenía de nuevo, o diferente, de la Primera Guerra Mundial respecto a los conflictos anteriores? ¿O es que antes simplemente no hablaban del tema porque era tabú?

Fuentes clásicas

Fuentes griegas ya mencionaron que vivir experiencias traumáticas podía provocar enfermedades mentales, pero no hablaron de cuáles eran las experiencias causantes más comunes. El único registro de algo parecido a TEPT a causa de la guerra fue mencionado por Heródoto, y se atribuía al soldado ateniense Epizelus, que se volvió ciego mientras combatía en primera línea de la falange en la batalla de Maratón, sin haber recibido ninguna herida a los ojos. Es cierto que el estrés extremo puede causar la ceguera temporal, pero el caso de Epizelus puede ser más bien metafórico, de haberse quedado inválido tanto para combatir como para llevar una vida normal con plenas facultades, por las heridas psicológicas.

Durante el imperio romano, en la compra-venta de esclavos, el vendedor tenía la obligación de declarar si el esclavo padecía alguna de las siguientes condiciones: si estaba embarazada, si alguna vez había intentado suicidarse, o si alguna vez había sido atacado por una fiera salvaje, como un lobo u oso. Sin embargo, no tenía que declarar si el esclavo había estado en una guerra. Dado que muchos esclavos fueron capturados en batalla, un porcentaje considerable tenía que haber vivido la experiencia traumática de combate, derrota y cautividad. Pero los romanos obviamente no lo consideraban un impedimento para realizar las tareas de esclavo. O mejor decir, el trauma psicológico causado por la guerra era considerado menos grave de lo provocado por el ataque de una fiera.

Fuentes literarias

Otra fuente que ha hablado de los traumas de la Primera Guerra Mundial en comparación con las contiendas anteriores es la novela «El Don Apacible» de Mijail Sholokov. Aunque es una obra de ficción, dado que el autor había vivido cerca de la época y participado en la guerra civil rusa, puede tener algún elemento de verdad.

La novela narra la vida de una familia de cosacos que vivían en la estepa de la orilla del río Don entre el año 1912 y el fin de la guerra civil rusa. Los cosacos era un pueblo guerrero que pasaban toda la vida entrenados para el combate, haciendo escaramuzas con los pueblos fronterizos de la estepa y el Cáucaso, pero siempre montados a caballo y armados con lanza, sable y escopeta.

Cuando estallaron la Primera Guerra Mundial, al escuchar el estallo de las bombas, el traqueteo de la ametralladora, y el ruido de la aviación, muchos cosacos sentían el pánico por primera vez, incluido algunos veteranos que habían pasado toda la vida luchando a lomo de caballo. Además, percibían ese modo de combate como algo cobarde y poco caballeroso, porque según su ética de casta guerrera, los verdaderos soldados siempre se enfrentaban cara a cara, mirando al enemigo a los ojos, en vez de disparar indiscriminadamente desde una distancia, fuera del alcance de la vista.

La guerra antigua vs la guerra moderna

La guerra siempre ha sido, y será, una experiencia estresante, porque se trata de una situación en que si no matas al enemigo enfrente, te matarán, y de ver a tus amigos caer muertos delante de ti, o sufrir heridas espantosas. Sin embargo, existe una diferencia psicológica fundamental entre las batallas en que se luchaban con armas blancas o mosquetes de corta distancia, y las batallas en que se luchaban con tanques, misiles, fusiles automáticos, aviación, artillería de larga distancia.

Primero, cuando luchaban con lanzas, flechas y escudos, la mayoría de los soldados de infantería se colocaban en formación cerrada, hombro con hombro. La caballería también hacía las cargas y retiradas en grupo. Esta cercanía física con tus compañeros podría darte un cierto sentido de protección: que no estás enfrentando a la situación solo, que tus compañeros siempre están ahí para cubrirte. En la guerra moderna, para no convertirse en un blanco obvio, soldados de la misma unidad tienden a repartirse con más distancia en el medio, que durante un tiroteo, podría dar mayor sensación de soledad. Esta diferencia de cercanía física, aparentemente trivial, podría provocar un efecto psicológico de gran diferencia a la hora de enfrentarse a una situación de alto estrés.

Segundo, cuando luchaban con armas blancas, podías ver con mayor claridad de dónde venía cada golpe, estocada o flecha, y defenderte a tiempo. Y dado que las armas eran de corta distancia y los desplazamientos eran lentos, una vez alejado de la línea del frente, ya estabas en relativa seguridad. Pero en la guerra industrial, no ves por dónde vienen la mayoría de los disparos, bombas, misiles y granadas. La aviación, los misiles, y la artillería de larga distancia podría alcanzar hasta cientos de kilómetros de distancia, así que en ningún lugar estás totalmente seguro. Es decir, en la guerra moderna, tienes menos control sobre tu propio destino. La vida y muerte depende mucho más del azar, que de tu técnica de combate.

Tercero, el ruido. La guerra moderna está llena del ruido de explosiones y disparos, con unos decibelios tan altos que el oído humano no ha evolucionado para adaptarse, acompañados con terremotos, incendios, humos de polvo y el derrumbe de estructuras. Y cuando más tiempo te expones a ese ruido, calor y olor, más se segregan las hormonas del estrés en tu cuerpo. Según un estudio psicológico, 98% de personas que se exponen a constantes bombardeos y tiroteos al diario perderían la cabeza en 60 días.

Cuarto, la duración. Las batallas en la época preindustrial solían durar una cuestión de horas, o como mucho un día. En la guerra moderna, cada batalla puede durar días, y a veces semanas o meses, donde los combatientes están sujetos al constante estrés, con la sensación de que el conflicto es interminable. Por esa misma razón, soldados actuales tienen a sufrir más la falta de sueño, porque tienen que estar constantemente preparados para combatir mientras dura la batalla.

Quinto, hasta el siglo XX, la sociedad era en general, mucho más violenta. Dado que la mortalidad infantil era altísima, la mayoría de los adultos ya habrían visto la muerte de muchos hermanos y amigos de la infancia. El sacrificio de animales se hacían de vista al público, tanto como la ejecución de criminales. Y era mucho más normalizado, o socialmente aceptable, resolver conflictos personales con puñetazos y navajazos. Las personas criadas en entornos violentos estarían menos afectadas por experiencias violentas como la guerra. En cambio, a partir del siglo XX, la gente está expuesta a mucho menos violencia a nivel diario, y tiene que romper más tabús en caso de ir a la guerra.

(soldados antes, durante y después de la guerra de Afganistán)

Tomando esos cinco factores en cuenta, podríamos concluir que la guerra moderna es una experiencia mucho más larga, ruidosa, solitaria, donde cada participante sufre la falta crónica de sueño y se siente menos en control de su destino, mientras en la vida cotidiana está mucho menos acostumbrado a la violencia, así que el nivel de estrés psicológico que sufre sería mucho mayor. Y dado que la Primera Guerra Mundial fue la primera contienda en que se lucharon con armas industriales de alta potencia como tanques, ametralladoras, mortero, cazas de combate, minas y gases venenosos, también fue la primera vez cuando se registró una alta tasa TEPT entre los combatientes.

Pero tanto en la antigüedad como en la actualidad, la guerra siempre ha sido una experiencia que transforma vidas. Los que vuelven de la guerra nunca serán los mismos que los que se fueron. Regresando de campañas militares largas, muchos soldados no podían adaptarse a la vida civil, y tenían que buscar otra guerra para ir. Por eso la guerra solía fomentar más guerras.

Mujeres en la cárcel en la cultura popular

4 Abr

En la vida real, los varones cometen la inmensa mayoría de los delitos. Y en el sistema penitenciario, las mujeres suelen representar entre 1% y 10% de la población reclusa. Sin embargo, la vida de mujeres en la cárcel siempre ha despertado una cierta curiosidad, o morbo, entre determinados sectores de la población. Y hay novelas, series y películas que tratan del tema.

Como cualquier obra de ficción, el retrato de mujeres en la cárcel en la cultura popular suele tener poco que ver con la realidad, sino es fruto de la imaginación de los guionistas. La típica protagonista suele ser una chica inocente injustamente acusada de un crimen, o una mujer clase mediana que comete un delito bajo un ataque de ira, y entra en el mundo carcelario donde no pertenece. Entre los personajes secundarios casi siempre hay un guardia corrupto que abusa de las reclusas, una lesbiana machorra, y una banda de presas violentas que dominan el patio de la prisión. Pero a parte de esos elementos en común, las series y películas pueden pertenecer a diversos géneros, desde la pornografía hasta telenovelas, thrillers y comedias.

Los inicios: «Enjauladas» de 1950

Una de las primeras películas ambientadas en una cárcel de mujeres se rodó en 1950, con el titulo de Caged (Enjauladas). Narra la historia de una chica de 19 años, que al acompañar a su novio en un atraco en que él fue abatido por la policía, es detenida e ingresa en la cárcel. Una vez entre rejas, descubre que esta embarazada. Para sobrevivir en el entorno enclaustrado, violento y corrupto, tiene que aprender rápido las reglas no escritas, aguantando con estoicismo los castigos draconianos de una guardiana sádica, hasta convertirse en una criminal endurecida sin ningún remordimiento ni compasión.

En total, es una historia brutal, dura, sin perdón, que hace una dura critica al sistema penitenciario que se centra demasiado en el castigo y poco en la rehabilitación. Destaca en que todo el reparto era femenino, algo innovador para la época. Las actrices Eleanor Parker, Hope Emerson y Betty Garde hicieron una interpretación muy lograda de mujeres fuertes, atormentadas y con carácter propio. La obra se convirtió en una película de culto, y la plantilla para todo el cine carcelario femenino.

El cine de explotación: años 1970 – 80

En los años 70 y 80 rodaron una serie de películas de mujeres en la cárcel, pero distintas a «Enjauladas» que se centra en la critica social y la lucha interior de los personajes, sirven mas bien como un entretenimiento barato de sexo, violencia y morbo, para satisfacer a los instintos mas primarios de un publico masculino.

Hay varios títulos: The Big Doll House (1972), Women in Cages (1971), White Mama Black Mama (1973), Chained Heat (1983), Red Heat (1985)… Todos tienen ciertos elementos en común: reclusas hipersexualizadas con ropa ligera, escenas desnudas en las duchas colectivas, relaciones lésbicas explicitas, castigos disciplinarios semejantes a practicas sadomasocas, y peleas de chicas.

Tales películas se clasificaban como parte del género de «explotación», porque se rodaron con muy bajo presupuesto y actores desconocidos. Muchas se estrenaron solo en las salas de cine de serie B, o se vendieron directamente como cintas de VHS. Sin embargo, consiguieron una base de aficionados, que solían coincidir con los del cine gore y de blaxploitation (películas violentas ambientadas en guetos afroamericanos). Dos de los fans se convirtieron en conocidos directores de los 90: Quentin Tarantino y Robert Rodriguez, cuyas películas tienen una clara influencia. El cine de explotación también tuvo sus propias estrellas, la mas conocida era Pam Grier, que protagonizó varias películas carcelarias.

Las telenovelas: años 1980 – 90

Durante los 80, los australianos hicieron una serie ambientada en una cárcel de mujeres, Prisoner Cell Block H, que duró 8 temporadas, y se exportó al Reino Unido, Canadá, y EEUU. Es una telenovela que retrata la vida de docenas de personajes, tanto funcionarios como reclusas, al convivir en un entorno cerrado, centrándose en las amistades, los líos amorosos tanto dentro como fuera de la prisión, y los piques y rivalidades entre prisioneras.

En 1999, los británicos hicieron una serie similar, titulada Bad Girls, que duró 8 temporadas hasta 2006, pero trata de temas mucho mas diversos, como el bullying, las enfermedades mentales, el suicidio, la violencia conyugal, la trauma de los abusos sexuales, la adicción de las drogas y la separación de la familia. También salen personajes abiertamente LGTBI.

Contrario al cine de explotación, ambas series ganaron éxito sobre todo entre el publico femenino, las mismas que se aficionaban a otras telenovelas.

Las series de televisión: 2010 – actualidad

En la década de 2010-2020 hicieron varias series de mujeres en la cárcel que recibieron buenas criticas y recepción, como Capadocia de México (2008-2012, 3 temporadas), Orange is the New Black de EEUU (2013-2019, 7 temporadas), Vis a Vis de España (2015-2020, 5 temporadas) y Wentworth de Australia (2013-2021, 8 temporadas). A pesar de las distintas nacionalidades y géneros, el hilo central de todas las series mas o menos sigue la misma plantilla de la de Caged de 1950.

Capadocia es fundamentalmente un thriller del género film noir, que introduce en la drama carcelario los conflictos sociales del México contemporáneo, como la dictadura de los narcos, la corrupción política, y la esclavitud escondida detrás de la privatización de la gestión penitenciaria, revelando un mundo donde la violencia callejera esta estrechamente vinculada con la del mundo carcelario, ambos dominados por los tentáculos del crimen organizado.

Orange is the New Black es mas bien una drama comedia, que se centra en las excentricidades de los personajes variopintas que encuentra la protagonista durante su estancia en la cárcel, tanto reclusas como funcionarios, donde la camaradería femenina y las relaciones lésbicas ocupan un papel central. La vida carcelaria es retratada de forma tan divertida que a algunas aficionadas les ha picado la curiosidad de pasar una temporada entre rejas. Es una de las primeras series estadounidenses donde la mayoría de los personajes son negras y latinas de clase humilde, aunque la protagonista es una mujer blanca de clase media-alta.

Siguiendo la linea de Capadocia, Vis a Vis también es un thriller policíaco que se centra en la supervivencia y lucha de poder en el mundo carcelario, donde el crimen organizado domina el patio de las reclusas y amenaza a los funcionarios. Pero se profundiza mas en el interior de los personajes, analizando las circunstancias que han definido su personalidad y comportamiento.

Wentworth es un spinoff de Cell Block H, porque se ambienta en la misma cárcel. Pero lejos de ser una telenovela, es un thriller, con un contenido bastante parecido a Vis a Vis, pero con mayor nivel de violencia, crueldad y crudeza.

Las cuatro series consiguieron legiones de seguidores en todos continentes, de los que la mayoría son mujeres.

Novela grafica: Bitch Planet

Bitch planet es un tebeo publicado entre 2014 y 2017, ambientado en el futuro donde el mundo esta dominado por un sistema patriarcal rígido, y las mujeres que no cumplen con el canon de buena esposa son enviadas a un planeta penitenciara.

La guionista Kelly Sue DeConnick y el dibujante Valentine De Landro pretenden recrear un ambiente semejante a las películas de explotación de los años 70, en que la desnudez, la disciplina sádica, la violencia cruda, el lesbianismo y las escenas de duchas colectivas ocupan muchas viñetas, pero dándoles un giro feminista, al tener como objetivo denunciar la opresión del patriarcado. Segun DeConnick, uno de los objetivos es enseñar el cuerpo desnudo femenino sin la intención de excitación sexual.

Una historia de mi imaginación

Yo también he imaginado una historia ambientada en una cárcel de mujeres. Tengo una idea básica del guion central y algunos párrafos, pero aun no he empezado a desarrollarla en formato de novela o guion de cine o comic.

Resumiendo, se ambienta en un realismo alternativo, en un país gobernado por un gobierno autoritario. La protagonista es Adriadna, una joven idealista de buena cuna, que lleva años gestionando una ONG clandestina ayudando a miembros de las castas negadas, en contra de la ley. Y tras años burlándose de la justicia, es finalmente arrestada y enviada a una colonia penitenciaria para cumplir una larga condena.

La colonia es una ciudad amurallada económicamente auto suficiente, con sus propias granjas para producir comida y talleres para fabricar ropa, calzado y componentes industriales que se venden al exterior. Las ganancias económicas se retribuyen a las reclusas en forma de salario, que han inventado su propio sistema económico en un mercado interno.

Las reclusas residen en varios módulos, cada uno gestionado por 2 comisarias, que son ex reclusas reconvertidas en gobernantas. Entre distintos módulos se organizan competiciones deportivas y concursos de cocina, jardinería y limpieza para fomentar el sentido corporativo. Tanto las reclusas, las comisarias, las guardias y la misma directora llevan el mismo uniforme: un mono de trabajo ajustado, aunque de color distinto.

Entre las reclusas hay delincuentes comunes y presas políticas. Las segundas también se dividen entre distintas facciones ideológicas, cuyo único elemento en común es estar en contra del gobierno. Pero las que realmente gobiernan la cárcel es una sociedad secreta formada por presas de larga duración, que han hecho la cárcel su hogar y mandan mas que la directora.

El hilo central narra la historia de Ariadna liderando una revolución desde dentro de la cárcel, y para conseguirlo, tiene que aliarse a veces con una facción y a veces con otra por cuestiones estratégicas, aparcando las diferencias ideológicas. Uno de los lugares claves es la biblioteca de la prisión, que contiene una colección de libros antiguos y exóticos, procedentes de un donante misterioso.

La protagonista Ariadna es una chica tan fuerte como tierna, decidida en algunas situaciones y dudosa en otras, con un cierto elemento de chulería. A pesar de estar muy convencida de su causa revolucionaria, muchas veces cuestiona los métodos para conseguirlo, hasta los empleados por ella misma. Sus debilidades son los hombres y los animales. Durante toda la vida había preferido la compañía masculina. Al ingresar en la colonia penal, lo que mas le cuesta al principio es vivir en un mundo sin hombres donde nadie la desea por su belleza, y no tener mascotas para achuchar.

… Y la realidad?

Para conocer la realidad de la vida de mujeres en la cárcel, recomiendo la Youtuber Jessica Kent. Es una ex drogadicta y camello de Nueva York que había cumplido varias condenas por venta de droga durante su juventud, y dio a luz a su primera hija en prisión. Pero hace 10 años logró cambiar de vida y a día de hoy es una ciudadana ejemplar y activista por la reforma del sistema penitenciaria. Comparte a través de docenas de vídeos su experiencia como prisionera, adicta, fugitiva y delincuente. Desafortunadamente, solo esta disponible en ingles.