Archivo | julio, 2018

Black Country – de la revolución industrial al cinturón de óxido

18 Jul

Durante los últimos tiempos se han hablado mucho de la masificación turística en los destinos populares. Este verano, sin embargo, hemos ido a visitar una zona poco concurrida por turistas en mi Reino Unido natal: el Black Country, y dedico este artículo para hablar del pasado y presente de esta región en el centro de Inglaterra que jugó un papel clave en la revolución industrial.

El «Black Country» (país negro) se refiere a los condados entre las ciudades de Birmingham y Wolverhampton, en el oeste de las tierras centrales (Midlands) en Inglaterra. Desde el siglo XVI ya era una región donde abundaban minas de hierro y carbón, aunque la mayoría de los pueblos eran de carácter rural, donde los habitantes complementaban el cultivo de cereales con el oficio de herrero, fabricando clavos, espadas y armaduras.

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Durante el siglo XVIII, dos sucesos cambiaron la historia de la región para siempre: la construcción de una red de canales que conectan las tierras centrales con Londres, y el invento de la máquina de vapor que desencadenó la revolución industrial.

El «Black Country», por su riqueza en minerales como hierro, carbón y caliza, se convirtió en el mayor productor de acero y hierro, especializando en anclajes y cadenas para la industria marítima. El paisaje se transformó de forma radical, de pueblos rurales con huertos, prados, vacas y cisnes a una extensa área de minas, talleres y fábricas con humo saliendo de las chimeneas. Ya no se encontraba campo abierto entre un pueblo y otro, sino todos los condados entre Wolverhampton y Birmingham se unieron unos a otros para convertirse en un gigantesco polígono industrial. El apodo de «Black Country» se ganó en el siglo XIX por el alto nivel de contaminación. El humo negro que salía de las chimeneas tapaba el sol a todas horas. El traqueteo de cadenas y máquinas pesadas ahogaban al canto de aves. Hasta el agua de los canales salían negros, donde no se encontraba ni un pez.

Obreros black country

A pesar de que la industria pesada fue el factor principal que elevó el Reino Unido a la primera potencia mundial durante el siglo XIX, las condiciones de vida de los obreros eran más bien duras. En los talleres de cadenas de siglo XIX trabajaban 56 horas a la semana y solo cobraban si lograban producir la cantidad pedida en el tiempo acordado. No existía baja de maternidad y muchas mujeres trabajaban con el bebé en una cesta colgada del techo del taller. Sus hijos pequeños las ayudaban en las tareas, y los niños mayores de 12 ya tenían edad para picar en las minas o mover ladrillos. Los peores trabajos estaban en las minas, donde miles de trabajadores murieron en caídas, explosiones y accidentes laborales. La alta temperatura, humedad y aire contaminada bajo tierra dañaron los ojos de muchos trabajadores, que perdieron la vista. Se estimaba que la edad media en que murieron los mineros era 37.

Para transportar las minería de las minas a fábricas, se usaban la extensa red de canales, algunos al aire libre, otros en túneles para atravesar los montes. Para conducir las barcas por los túneles, la técnica era «legging» (patear), donde los conductores se tumbaban en un tablón con los pies fuera de la barca, y pisaban en las paredes del túnel para empujar la barca hacia delante. A veces, un pateador podía llevar varias barcas conectadas con cadenas. La leyenda local decía que el pateador más longevo empezó a trabajar en los canales a los 14 años y se jubiló a los 87. ¡Y varias veces él sólo había llevado una flota de 3 barcas cargadas de caliza atravesando 3 kilómetros de túneles en un tiempo de 4 horas!

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Dos conductores practicando «legging»

Pero precisamente por la industrialización y las pésimas condiciones laborales, el Black Country se convirtió en uno de los focos más importantes de actividad sindical. Desde mediados de siglo XIX hasta principios de siglo XX, los trabajadores protagonizaron una serie de huelgas que lograron aumentar los salarios, reducir las jornadas y mejorar las condiciones de trabajo para la salud. La ciudad de Birmingham, por su punto estratégico y diversos sectores industriales, se convirtió en una de la segunda ciudad más grande en Inglaterra y una de las más prósperas.

A partir de la Primera Guerra Mundial, la producción de carbón sufrió un declive en demanda. Las minas empezaron a cerrar, y con ello poco a poco todas las fábricas y talleres de Black Country. Las chimeneas que antaño teñían el cielo de negro ya dejaban de echar humo. Los aguas volvían a ser transparentes y los peces y aves volvieron a los ríos y canales.

El país negro ya dejó de ser negro. Pero el nombre ya está puesto.

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La época contemporáneo y el Black Country Museum

Desde los años 50, el Black Country se ha convertido en parte del «cinturón de óxido», una antigua región industrial caída en decadencia, y una de las zonas con la tasa más alta de desempleo. A día de hoy, el paisaje consiste en pueblos residenciales intercalados por almacenes y polígonos industriales, ya que algunas industrias fabricando tubería y cadenas aún están en operación. Muchas casas están pegadas a carreteras anchas con estrechas aceras que no invitan a pasear, correr ni montar bici. Los negocios más típicos eran los de comida rápida para llevar. El único entretenimiento está en los pubs. Durante nuestro viaje nos alojamos en un hotel que no es nada turístico. Se usan para celebrar eventos y bodas. Cuando preguntamos los recepcionistas sobre la geografía local, nos contestaron con cara de no tener ni idea. Una nos dijo que de Birmingham ciudad lo único que conocía bien eran los pubs.

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La época de mayor declive industrial de la posguerra coincidió con una gran oleada de migración procedente de países de Commonwealth. Junto a Birmingham, la región sufrió varios disturbios raciales durante los años 60 y 70. A día de hoy, muchos residentes trazan sus antepasados a Jamaica, Pakistan y Bangladesh, y entre la generación joven se ve un gran número de mestizos y mulatos, reflejando varias generaciones de mestizaje entre la población autóctona con la inmigración extranjera, sobre todo la de Caribe.

Las porciones que sirven en los pubs son gigantescas y por la calle se ve mucha gente obesa, sobre todo entre jóvenes y niños. Mirando a nuestro alrededor, éramos siempre los más esbeltos, y no somos exactamente gente de complexión delgada. Sin embargo, la mayoría de los lugareños fueron muy amables y nos trataron muy bien.

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La mayor atracción en la zona es sin duda el Black Country Museum, que fue el propósito principal de nuestro viaje. Se trata de una sección del pueblo de Dudley conservado en el tiempo como un museo folclórico para reproducir la vida en la época de mayor esplendor industrial a principios de siglo XX. Los voluntarios (y muchos visitantes) van vestidos de época y hacen demostraciones de cómo extraían carbón de las minas de bombas de vapor, cómo forjaban herramientas de hierro en los hornos, y de cómo era la vida cotidiana para una típica familia obrera que se dedicaba al carbón, acero o el transporte de minería por los canales.

Termino este artículo con algunas fotos que hemos sacado durante nuestra visita.

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BCM mina

BCM casa

BCM incinerador

Tienda BCM