Archivo | diciembre, 2019

La guía estoica a la amistad y las relaciones humanas

26 Dic

Hace poco, una amiga me dijo que una de las cosas que más le hace sufrir es la decepción con las amistades. Al conocer a una persona nueva con la que se lleva bien, le hace ilusión que se convierta en una gran amistad. Sin embargo, muchas veces las cosas no suceden así, bien porque esa persona nunca toma la iniciativa para quedar, desaparece una vez que echa pareja, o suelta algún comentario hiriente.

Yo también estoy de acuerdo que las relaciones humanas son uno de los asuntos más difíciles de manejar en la vida, porque aunque podemos controlar lo que hacemos o decimos nosotros mismos, no podemos controlar lo que hacen o sienten los demás. La misma conversación que sucede entre dos personas, para una puede ser un momento de inspiración que le cambia la vida, para otra puede ser una charla insignificante. Como cada persona tiene sus propios miedos, complejos e inquietudes, solo ella misma puede conocer el verdadero motivo de sus acciones y decisiones, o cómo le afectan las palabras y acciones de otros.

Desde mi punto de vista, para no llevar grandes decepciones en las relaciones con las personas, la actitud ideal es aplicar la filosofía estoica.

Un introducción al estoicismo

El estoicismo es una escuela de filosofía fundada por el griego Zeno en el siglo III a.c., pero llegó al auge de su popularidad en el imperio romano durante los primeros dos siglos d.c. En resumen, se trata de la actitud de aceptar que el mundo es imperfecto, pero adaptar lo mejor posible a los principios de cada uno dentro de lo que permite la situación. Un estoico nunca intenta cambiar el mundo para construir una utopía, pero sí que moldea su propio comportamiento para que sea lo más fiel posible a sus ideales, y busca siempre la verdad en su forma más objetiva.

Por ejemplo, un estoico de la época romana podía empatizar con la injusticia que sufrían los esclavos. Pero viviendo en una sociedad cuya economía se fundaba sobre la esclavitud, luchar contra esa institución sería inútil. Para mantenerse fiel a sus principios, él trataría a los esclavos de forma más benévola posible, y apoyaría reformas políticas para garantizar los derechos mínimos para los esclavos.

Para un estudiante de Estoicismo, la primera norma es distinguir los elementos en la vida al que él tiene control, y los elementos que están fuera de su control, y tratar de hacer lo mejor posible los primeros y aprender a ignorar los efectos del segundo. Aplicando el principio al terreno de las amistades y relaciones humanas, he llegado a las siguientes pautas.

Pauta 1: Aceptar que existen todos tipos de relaciones

Los humanos somos un animal social. Necesitamos relacionarnos con los demás. Y entre dos personas se pueden establecer una gran variedad de relaciones, como relaciones de negocio, relaciones familiares, relaciones laborales y relaciones sociales. Entre relaciones sociales, también existen la diferencia entre conocidos, conocidos con los que compartimos una afición, amigos de confianza, amigos que no confiamos tanto, amigos con derecho de roce, y amigos de amigos etc.

Con cada persona que entra en tu vida, el tipo de relación que estableces es única. Algunas personas pueden convertirse en tus mejores amigos, otras solo en amigotes de copas; también hay personas con las que puedes pasar horas hablando de un tema de interes en comun, pero no te cuenta nada de su vida personal. Pero independiente del grado de cercanía o confianza, todos tipos de relaciones aportan algo a tu vida, por lo tanto que no sea tóxica (como las de envidia, dominación o manipulación), en cuyo caso hay que cortarla cuando antes.

Es normal que sintamos una gran decepción cuando damos toda nuestra confianza para ganar la amistad de alguien, pero no nos corresponde con lo mismo. Cuando sucede eso, hay que simplemente aceptar que esa persona no está dispuesta de establecer el tipo de la relación que queremos, pero eso no significa necesariamente el fin de la amistad, o que esa persona nos haya ofendido.

Pauta 2: Aceptar que todas las relaciones tienen fecha de caducidad

La vida misma es temporal, y también todas las relaciones. Hasta los matrimonios más duraderos terminan con la muerte de uno de los integrantes. Con las amistades pasan lo mismo. Algunas duran meses, otras décadas, pero todas llegan a su fin, bien por la muerte, por la mudanza a otra ciudad, por la dejadez, o simplemente porque cada uno ha evolucionado por caminos distintos y encuentran cada vez menos puntos en común. Pero lo importante no es que una amistad haya terminado, sino los buenos momentos que se habían compartido mientras duraba.

Aparte de tener fecha de caducidad, las amistades también pueden alejarse o enfriarse con el paso de tiempo, a veces porque ya no coinciden en una actividad en común (como pasa con compañeros de trabajo o estudios), tienen distintas prioridades (como criar una familia), o cambian de estilo de vida (como dedicarse a un deporte o hobby que le absorbe). Pero en la mayoría de los casos, el alejamiento no tiene ningún motivo personal.

A veces, un amigo que llevaba mucho tiempo sin dar señales de vida vuelve a aparecer en el momento menos esperado. Salvo si te ha cometido una gran traición, no hay ningún motivo de guardar rencor. La relación entre dos personas cambia porque la situación de las personas cambian. Las personas también evolucionan. Y es parte de la vida.

Pauta 3: Aceptar que todo el mundo tiene defectos

No hay nadie perfecto, y no hay dos personas que coinciden en todos los gustos, sensibilidades y sentido de humor. Como cada uno es de su padre y su madre, al relacionarse con alguien durante un cierto tiempo, siempre llegará un momento en que dice algo, o hace algo, que te molesta. Pero por lo tanto que no ha tenido intención de hacerte daño, engañarte para sacar beneficio o abusar de ti, no debe ser ningún motivo para cortar la amistad, o de coger manía a esta persona, porque todo el mundo tiene sus inseguridades, debilidades y prejuicios, y nadie es sabia ni divina a la hora de interpretar las sensibilidades de otros.

Es cierto que cuando un amigo hace algo que te molesta, hay que decirlo para que no te lo vuelva a repetir. Pero lo que no puedes exigir es que cambie su personalidad. Una persona tacaña nunca se va a volver generosa, y una persona precavida nunca va a volverse atrevida. En este asunto, hay que aceptar simplemente que tanto como todo el mundo tiene virtudes, también tiene defectos, porque lo que nos hace humanos es la imperfección. Para convivir con los defectos de los amigos, la mejor táctica es hacer que te perjudique lo menos posible. Por ejemplo, al quedar con un amigo que siempre llega tarde, también llegas más tarde a la cita. Al quedar con alguien malqueda, siempre haces un plan B.

Pauta 4: Dar todo lo que puedes, sin importar el resultado

Lo que distingue un estoico de un derrotista es que a pesar de aceptar las imperfecciones del mundo, adapta sus propios comportamientos para que cumplieran lo mejor que pueda con sus principios. Al aplicarlo al terreno de relaciones personales, se traduce a hacer el mayor esfuerzo en mantener relaciones sanas con la gente de su entorno, pero si las cosas no salieran como desea, aceptarlas como tal.

Para alguien que quiere vivir en un mundo más solidario, lo que haría es ayudar cuando pueda a otros, independiente de si le devolviera el favor. Pero el momento que alguien abusa de su generosidad, le pondría freno. Sin embargo, el abuso de algunas personas no le hace perder la confianza y generosidad con otras.

Para alguien que quiere hacer amigos nuevos, lo que haría es tratar de conocer a personas nuevas, y con las que se congenia bien, tomar la iniciativa de quedar con ellas para conocerlas mejor; pero si el otro no mostrase el mismo interés, tampoco guardar rencor. Si no tuviera la suerte de entablar amistades de confianza, disfrutaría de las conversaciones y risas con los amigotes y conocidos.

Para alguien que desea que las amistades duren, trataría de no perder contacto con los amigos de siempre, aunque cada uno ya ha emprendido su propio camino, y no tomar como una ofensa personal cuando le dicen algo que no le agrada. Pero si los amigos le dan largas, sabe aceptar que todas relaciones tienen su fecha de caducidad, o etapas de distanciamiento.

En total, la filosofía se resume como tender siempre la mano. Si los otros la cogen, pues genial, pero si no, tampoco pasa nada.