Para mí, una de las etapas de la historia humana más fascinantes es el Neolítico, porque es una época cuando sucedió la revolución más importante de la historia humana: el invento de la agricultura y la ganadería.
Desde los inicios de la humanidad, nuestra especie había subsistido durante cientos de miles de años como cazadores-recolectores, desplazándose como tribus nómadas por el bosque y la estepa en busca de frutas y vegetales para recoger y animales para cazar, pero hace unos 12.000 años, algunos grupos humanos empezaron a asentarse para dedicarse a la cultivación del trigo, cebada, arroz y maíz, cambiando el sistema de producción alimenticia para siempre. Gracias a esta revolución, los humanos han podido construir ciudades, organizar sociedades complejas y fundar las primeras civilizaciones.
En los próximos 2 artículos voy a hablar de unas curiosidades que acontecieron durante el neolítico, desde hace 12000 años hasta hace 5000 años, primero sobre los aspectos “físicos” de las poblaciones humanas, luego sobre los aspectos “culturales” y “psicológicos”.
Las grandes migraciones
Como la misma extensión de terreno empleado para cultivar cereales puede alimentar a una población hasta cientos de veces mayor que un bosque virgen, los primeros poblados agrícolas crecieron muy rápido en número de habitantes, de docenas a cientos y de cientos a miles. Cuando el terreno ya no era suficiente para abastecer a toda la población, las siguientes generaciones tuvieron que desplazarse en busca de nuevos terrenos para cultivar.
Los primeros agricultores aparecieron en el Oriente Medio hace 12.000 años, cultivando el trigo y la cebada. Hace 10000 años, sus descendientes empezaron a expandirse hacia Europa, el norte de África, India y Asia Central.
Según análisis genético, Europa durante el neolítico fue escena de un gran movimiento migratorio, y los europeos modernos descienden de una mezcla de 3 poblaciones ancestrales de homo sapiens.
El primer grupo eran los cazadores-recolectores “aborígenes”, descendientes de los primeros “humanos modernos” que llegaron al continente hace 45.000 años, poco después de que el hombre salió de África. Hace 8000 años, la mayoría eran nómadas y vivían en pequeñas tribus repartidas desde la Península Ibérica hasta Rusia. Su aspecto físico, según análisis genético, era de pelo negro, piel oscura y ojos azules.
La segunda población eran los agricultores de Oriente Medio, que llegaron al continente a través de los Balcanes hace 8000 años, colonizando nuevos terrenos poco a poco hasta llegar al norte y oeste extremo del continente. Su aspecto físico era de pelo moreno, piel clara y ojos marrones, quizás parecido a los habitantes actuales de los países mediterráneos.
Una tercera migración llegó hace unos 5000 años, procedente de Siberia. Poco se sabe de estos inmigrantes salvo que eran parientes cercanos de los ancestros de los indígenas americanos. La causa de su migración hacia Europa y su modo de subsistencia todavía se desconocen.
Según parece, el mestizaje de las 3 poblaciones sucedió hace entre 8000 y 5000 años, durante un proceso muy largo y complejo.
¿Cómo era la convivencia “interracial”? Como no existía escritura, no podemos saber si hubo conflictos, alianzas tribales, choques de convivencia o tratados comerciales, pero un hallazgo arqueológico en Alemania sugiere que hace 7000 años, comunidades de cazadores y agricultores habían vivido a pocos kilómetros de distancia durante más de un milenio, pero casi nunca se mezclaron.
Eso no era de sorprender, considerando que la mentalidad de un agricultor y un cazador-recolector debía de ser tan distinta que hubo una brecha cultural bastante profunda para dificultar la formación de “parejas interculturales”. Además, los agricultores, por compartir vivienda con sus animales domesticados, posiblemente tenían más parásitos, enfermedades y olían mal. Los cazadores-recolectores podían haberles rechazado por su falta de higiene.
Sin embargo, durante la Edad de Bronce hace 4000 años, la mayoría de europeos ya eran mestizos y casi todos se dedicaron a la agricultura y la ganadería, implicando que al fin al cabo, el modo de vida importado por los inmigrantes de Oriente Medio se había impuesto.
En otras partes del mundo, grandes movimientos de población también podían haber ocurrido durante la misma época, pero hasta ahora, no se han realizado suficientes estudios genéticos y arqueológicos para demostrarlo.
El cambio de “look”
Los rasgos físicos más destacados de los europeos actuales son la piel clara y el color de pelo variado, de rubio a castaño y negro.
Los primeros humanos modernos que llegaron a Europa hace 45.000 desde África eran de piel oscura y pelo negro. Antes, se creía que la piel se hubiese ido aclarando poco a poco durante los 40.000 años, adaptándose a latitudes con pocos rayos del sol. Sin embargo, hace poco descubrieron que más probable, la piel cambió de color relativamente reciente, hace menos de 10.000 años, seleccionada no sólo por la falta de sol, sino por el cambio de dieta gracias a la agricultura. Es decir, debido al cambio de la base alimenticia a hidratos de carbono, la piel clara facilitaba la absorción de Vitamina D, así fue favorecida por la selección natural y se extendió rápidamente por todo el continente.
Quizás para muchos el hecho más sorprendente es que la piel clara no se evolucionó primero en Europa, sino en el Oriente Medio, y los europeos actuales han heredado este rasgo gracias al mestizaje con los inmigrantes procedentes de lo que a día de hoy corresponde a “países árabes”.
Los asiáticos orientales probablemente habían evolucionado la piel clara a través de una mutación distinta a la de los occidentales, pero la selección natural impulsada por el cambio alimenticio ha sido la clave común de esta “evolución convergente”.
La tolerancia a lactosa y alcohol
A la par con la pérdida de pigmentación, otro rasgo evolutivo propio al neolítico es la tolerancia lactosa. Antes de que inventasen a la ganadería, poca gente, salvo unos pocos individuos portadores de ciertas mutaciones, era capaz de metabolizar lácteos más allá de la edad de lactancia.
Al principio del neolítico, la gente empezó a domesticar vacas con el fin de comer su carne y vestirse de su piel, pero es posible que durante épocas de hambruna, algunos ganaderos empezaran a alimentarse de leche para no morirse de hambre. Bajo esas circunstancias extremas, los “mutantes” con capacidad de digerir lácteos tenían mayor probabilidad de supervivencia, y sus genes se extendieron rápidamente por toda la población.
Lo sorprendente es que cuando los científicos hicieron el análisis ADN de los huesos de un hombre que vivía en Hungría hace 4000 años, descubrieron que todavía no llevaba la mutación que le daba tolerancia lactosa, cuando su pueblo ya llevaba milenios con la ganadería de vacas de leche.
Hay varias explicaciones, una es que por casualidad este hombre era uno de los pocos de su pueblo incapaz de digerir lácteos, otra es que los ganaderos empezaron a alimentarse de queso y yogur antes de beber leche, ya que el proceso de fermentación reduce la concentración de lactosa.
Por supuesto, el cambio de la base de alimentación también habría favorecido a individuos con mayor capacidad de metabolizar alcohol, ya que la producción de cerveza, vino y licores sólo se ha podido realizar en comunidades agrícolas. (Antes, las poblaciones cazadores-recolectores posiblemente se intoxicaban de otras maneras, como con el humo). Eso puede explicar que a día de hoy, las poblaciones que no adoptaron la agricultura hasta hace poco, como los esquimales, indígenas norteamericanos y aborígenes australianos, sufren mayor tasa de alcoholismo.
Las enfermedades contagiosas
La mayoría de las enfermedades contagiosas que conocemos a día de hoy surgieron durante el neolítico. ¿Quién tuvo la culpa? Los primeros ganaderos.
Tanto la gripe, el sarampión como la fiebre amarilla, la viruela y el tifus, originaron en la domesticación de los animales. Como los ganaderos vivían muy cercanos a su ganado, muchos parásitos, bacterias y virus también se les pegaron. Las condiciones poco higiénicas de los primeros pueblos agrícolas, donde la gente solía tirar basura justo fuera de la puerta de la casa también facilitaron la propagación de enfermedades.
Una vez producida un foco de contagio, las epidemias se extendieron rápidamente a todas las poblaciones del alrededor, independiente de si eran cazadores, agricultores o ganaderos. La mortalidad infantil aumentó, tanto como el número de hijos por mujer. Poco a poco, las nuevas generaciones desarrollaron inmunidad a una serie de enfermedades.
Quizás los únicos que habían evitado el contagio eran los cazadores-recolectores que vivían en los rincones más aislados del planeta, pero sus descendientes pagaron el precio miles de años después, cuando los exploradores europeos les encontraron después del siglo XVI. Debido a la falta de inmunidad a la mayoría de enfermedades euroasiáticas, muchos perdieron hasta 90% de su población en pocos años.
Otras curiosidades
La mayor curiosidad que tengo de la Edad Neolítica es: ¿cómo la agricultura había podido surgir en distintas partes del mundo de modo paralelo, más o menos durante la misma época? ¿Cómo podía ser que poblaciones que vivían a distancias tan lejos, como los cultivadores de trigo en el Oriente Medio, los cultivadores de arroz en Asia Oriental y los cultivadores de maíz en América habían descubierto esta nueva forma de producir alimentos todos más o menos en la misma época?
La explicación más aceptada es el cambio climático, que produjo una abundancia de trigo, arroz y maíz salvaje por todos los continentes, y los ancestros de los primeros agricultores ya llevaban varias generaciones recogiendo cereales salvajes antes de inspirarse en plantar las semillas, pero también es posible que en realidad, hubiera más comunicaciones entre pueblos que nos imaginamos, y unos habían «enseñado» a otros a pesar de los miles de kilómetros que les separaban.
Pero en mi opinión, el legado más importante de la edad neolítica está en la transición cultural y psicológica a raíz de las sociedades agrícolas sedentarias. Con aglomeraciones humanas cada vez más grandes, nuevas formas de organización social surgieron, como la división de trabajo, la propiedad inmobiliaria, los roles de género, y finalmente, el concepto de «ciudad» y «estado», pero de esos vamos a hablar en el próximo artículo.